Pacientes denuncian mala atención de Marilyn Cote, quien continúa atendiendo.
**Marilyn Cote: La abogada de Puebla que se hace pasar por psiquiatra y enfrenta la ira de sus pacientes**
En un escándalo que ha captado la atención de las redes sociales y los medios de comunicación, Marilyn Cote, una abogada originaria de Puebla, se encuentra en el centro de una polémica tras ser acusada de ejercer la psiquiatría sin contar con las credenciales necesarias. A pesar de sus afirmaciones de haber estudiado en prestigiosas instituciones como Harvard y la Universidad de Oslo, así como de haber participado en cursos del FBI, las verificaciones realizadas por médicos han confirmado que no está registrada como profesional de la salud mental en ninguna base de datos oficial.
Los problemas comenzaron a surgir cuando varios pacientes empezaron a compartir sus experiencias negativas con Cote, quien supuestamente diagnosticaba y trataba trastornos mentales sin la formación adecuada. En sus redes sociales, la abogada se presenta como una experta en salud mental, prometiendo curar la depresión en tan solo siete días, lo que ha generado críticas por su falta de ética y profesionalismo.
Uno de los testimonios más impactantes proviene de un joven que, a través de su cuenta en X (anteriormente Twitter), relató cómo Cote le diagnosticó esquizofrenia a la edad de 14 años. El paciente, ahora de 21 años, explicó que fue medicado durante años con aripiprazol y quetiapina, sin experimentar mejoras en su condición. En cambio, sus problemas de salud mental se agravaron, llevándolo a desarrollar una adicción a los medicamentos. “Me regalaba ropa, me invitaba a comer e incluso me llegó a invitar a su ‘consultorio’ en Estados Unidos”, comentó, revelando la extraña relación que tenía con la abogada.
Otro testimonio proviene de Alitzel García, quien acudió a Cote entre 2019 y 2020 en busca de ayuda para su depresión. Alitzel fue diagnosticada con un trastorno de personalidad narcisista y recibió tratamientos que, lejos de mejorar su salud, incrementaron su ansiedad y provocaron efectos secundarios graves. “Nunca mejoré, al contrario, la ansiedad se incrementó”, afirmó en una entrevista, añadiendo que fue a una farmacia específica que Cote le recomendó y que, al intentar surtir su receta en otro lugar, le informaron que las credenciales de Cote no eran válidas.
A pesar de las acusaciones y la suspensión de su consultorio por parte de la Dirección de Protección Contra Riesgos Sanitarios de la Secretaría de Salud estatal, Marilyn Cote continúa ofreciendo consultas en su despacho en Puebla. En una reciente entrevista, defendió su práctica, argumentando que no hay delito en las acusaciones en su contra y que cuenta con títulos que le permiten ejercer la medicina. “Realmente no veo ningún inconveniente, ni ningún delito aquí”, expresó, desestimando las preocupaciones de sus pacientes.
Cote también ha enfrentado la ira de quienes han sido sus pacientes, quienes han comenzado a alzar la voz en redes sociales. A pesar de que muchos de ellos han compartido sus experiencias de mala praxis, la abogada se mantiene firme en su postura, asegurando que tomará acciones legales contra las acusaciones de usurpación de profesión.
La situación de Marilyn Cote ha suscitado un debate más amplio sobre la regulación de los profesionales de la salud mental en México y la importancia de verificar las credenciales de quienes ofrecen tratamientos. La falta de supervisión en este campo puede tener consecuencias devastadoras para aquellos que buscan ayuda y confían en la experiencia de quienes dicen ser expertos.
Mientras tanto, los pacientes continúan compartiendo sus historias, alertando a otros sobre los peligros de tratar con profesionales no calificados. La comunidad en línea ha respondido con indignación, creando un ambiente de presión sobre las autoridades para que tomen medidas adecuadas y protejan a los ciudadanos de situaciones similares.
En medio de este escándalo, la figura de Marilyn Cote se ha convertido en un símbolo de la lucha por la ética en la práctica médica y la necesidad de una regulación más estricta en el ámbito de la salud mental. Los testimonios de sus pacientes son un recordatorio del daño que puede causar una falta de profesionalismo y la importancia de buscar ayuda de fuentes legítimas y acreditadas.
La historia de Cote es un llamado a la acción para que tanto pacientes como autoridades tomen en serio la verificación de credenciales en el campo de la salud mental. La salud es un derecho fundamental, y es crucial que quienes ofrecen tratamientos cuenten con la formación y las licencias necesarias para garantizar el bienestar de sus pacientes.
A medida que el caso de Marilyn Cote continúa desarrollándose, la atención pública se centra en la necesidad de una mayor regulación y supervisión en el ámbito de la salud mental, con la esperanza de que situaciones como esta no se repitan en el futuro. La voz de los pacientes que han sufrido las consecuencias de la mala praxis debe ser escuchada, y es responsabilidad de todos garantizar que se tomen las medidas adecuadas para proteger a quienes buscan ayuda.
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