Jerome Powell afirma que no dimitirá, incluso si Trump lo solicita.
WASHINGTON – En una reciente rueda de prensa, el presidente del banco central estadounidense, Jerome Powell, fue claro y contundente al responder a la pregunta de si renunciaría si el presidente electo Donald Trump se lo solicitara. Con un simple “no”, Powell dejó en claro su postura ante la posibilidad de una presión política que podría afectar su cargo.
La pregunta surgió tras el anuncio de una bajada de tipos de interés de 25 puntos básicos, una decisión que refleja la intención de la Reserva Federal (Fed) de estimular la economía en medio de un entorno inflacionario. Durante la conferencia, una periodista indagó sobre la legalidad de su posible renuncia, a lo que Powell respondió que, “bajo la ley”, no está obligado a dimitir.
La independencia de la Fed respecto a la Casa Blanca es un principio fundamental que garantiza que las decisiones sobre tipos de interés se tomen sin interferencias políticas. Aunque Trump ha manifestado que no tiene intención de despedir a Powell en caso de ser reelegido, existe la posibilidad de que lo reemplace al finalizar su mandato en mayo de 2026.
En un evento público en octubre, Trump se refirió a la presidencia de la Fed como uno de los trabajos “más fáciles” del Gobierno, sugiriendo que la toma de decisiones en este ámbito es tan sencilla como lanzar una moneda al aire. Estas declaraciones reflejan la percepción del expresidente sobre la función del banco central y su relación con la política económica.
Powell, quien fue nombrado por Trump en 2018, ha tenido una relación complicada con el expresidente, especialmente tras las críticas que recibió por aumentar los tipos de interés en un contexto de alta inflación. Sin embargo, en esta ocasión, el presidente de la Fed enfatizó que las elecciones no tendrán un impacto inmediato en las decisiones sobre tipos de interés. “A corto plazo, las elecciones no tendrán ningún efecto sobre nuestras decisiones políticas”, afirmó Powell, reafirmando la autonomía de la Fed.
En su análisis, Powell también destacó la dificultad de predecir el impacto de las políticas de una nueva administración en la economía. “Es bastante difícil pronosticar la economía más allá del corto plazo”, indicó, subrayando que no se pueden hacer conjeturas sobre cómo las políticas futuras influirán en los objetivos de empleo y estabilidad de precios de la Fed.
El presidente del banco central también reconoció que, a largo plazo, las políticas de cualquier administración pueden tener efectos económicos significativos. Sin embargo, se mostró cauteloso al afirmar que no se puede determinar de antemano la relevancia de estas políticas en la consecución de los objetivos de la Fed.
La reciente decisión de la Fed de reducir los tipos de interés a un rango del 4.5 % al 4.75 % marca la segunda caída consecutiva desde septiembre, lo que sugiere un enfoque más flexible en la política monetaria. A pesar de esta baja, tanto el comunicado oficial como las declaraciones de Powell no ofrecieron indicios sobre futuras reducciones de tipos, manteniendo la postura de que las decisiones se tomarán en función de los datos económicos disponibles en cada reunión.
En resumen, la independencia de la Reserva Federal se reafirma en medio de un contexto político incierto, donde la influencia de la Casa Blanca sobre las decisiones económicas sigue siendo un tema de debate. Powell, con su firme respuesta, demuestra su compromiso con la autonomía del banco central y su enfoque en la estabilidad económica, independientemente de las presiones externas. La Fed continúa su labor de monitorear y ajustar la política monetaria según las condiciones económicas, priorizando el bienestar económico del país por encima de las dinámicas políticas.
Publicar comentario