El quinto año de AMLO reportó más de 32 mil asesinatos.
El quinto año del sexenio del ex presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado una marca preocupante en la historia de la violencia en México, con un total de 32 mil 252 asesinatos registrados en 2023. Esto se traduce en un promedio alarmante de 88 muertes diarias, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). A pesar de que esta cifra representa la menor cantidad de homicidios en comparación con los cuatro años anteriores de su administración, se mantiene por encima de los 30 mil, lo que sigue generando una profunda preocupación en la sociedad mexicana.
Los datos sobre las defunciones revelan que de las víctimas de homicidio en el país, 28 mil 243 fueron hombres y 3 mil 739 mujeres. Esta disparidad de género pone de manifiesto una realidad compleja y dolorosa que afecta a la población, especialmente a los jóvenes. De hecho, el homicidio doloso se ha consolidado como la principal causa de muerte entre los jóvenes de 25 a 35 años, con un total de 9 mil 558 asesinatos en 2023 en este grupo etario.
Los homicidios dolosos continúan siendo la octava causa de muerte en México, con una tasa nacional de 24.9 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Esta estadística evidencia que, a pesar de los esfuerzos por mejorar la seguridad en el país, la violencia sigue siendo un problema crítico que afecta a diversas comunidades y regiones. Los estados más violentos en términos de tasa de asesinatos son Colima, Morelos, Baja California y Zacatecas, todos ellos gobernados por el partido Morena, lo que genera cuestionamientos sobre la efectividad de las políticas de seguridad implementadas en estos territorios.
Sin embargo, al analizar los números absolutos, las cifras cuentan una historia diferente. Guanajuato, Estado de México, Baja California y Chihuahua son los estados que encabezan la lista con el mayor número de víctimas de asesinato. Esto sugiere que, aunque algunos estados tienen tasas más altas de homicidio en relación con su población, otros presentan un número total de víctimas que es igualmente alarmante y difícil de ignorar.
En cuanto a la modalidad de los homicidios, la mayoría de los asesinatos registrados en 2023 se cometieron utilizando armas de fuego y armas blancas. Esta tendencia indica la naturaleza violenta y muchas veces premeditada de los crímenes, lo que plantea serias interrogantes sobre la situación del control de armas en el país y la capacidad de las autoridades para enfrentar esta problemática.
El contexto de violencia en México es un tema que ha permeado en todos los aspectos de la vida diaria de sus ciudadanos. La sensación de inseguridad afecta las actividades cotidianas, desde la economía hasta la movilidad y la convivencia social. Las familias que han perdido a seres queridos en esta espiral de violencia enfrentan un dolor indescriptible, y la respuesta del Estado frente a esta crisis es cada vez más cuestionada por la sociedad.
Es innegable que la violencia en México ha alcanzado niveles alarmantes, y las cifras de homicidios en 2023 son un recordatorio de la lucha constante que enfrenta el país en su intento por lograr un ambiente de paz y seguridad para todos sus habitantes. El gobierno de López Obrador se encuentra en un punto crítico donde deberá reevaluar sus estrategias y políticas de seguridad para abordar esta problemática de manera efectiva y garantizar la protección de los ciudadanos.
La presión por parte de la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y los mismos familiares de las víctimas es cada vez más fuerte. La demanda de justicia y de acciones concretas para enfrentar la violencia es un eco que resuena en todo el país. Es imperativo que las autoridades tomen medidas decisivas que no solo aborden las consecuencias de la violencia, sino que también atajen las causas que la originan, como la pobreza, la falta de oportunidades y la impunidad.
La violencia en México es un fenómeno complejo que requiere un enfoque multidimensional. No se trata solo de reprimir el crimen, sino de generar condiciones que permitan a los ciudadanos vivir con seguridad y dignidad. El futuro del país depende de la capacidad del gobierno para implementar políticas efectivas que ataquen la raíz del problema y ofrezcan esperanza a aquellos que han sido afectados por esta realidad desgarradora.
Mientras tanto, la sociedad mexicana continúa esperando respuestas y soluciones que les permitan soñar con un país en paz, donde el homicidio no sea una constante en la vida cotidiana, sino un fenómeno erradicado por completo. La lucha contra la violencia es una tarea de todos, y cada día que pasa sin respuestas efectivas perpetúa el ciclo de dolor y sufrimiento que ha marcado a tantas familias en México. La ciudadanía merece un país donde prevalezca la vida, y las autoridades deben estar a la altura de esta demanda.
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