El clima extremo afecta la migración entre EE. UU. y México.

**El Cambio Climático y la Migración Indocumentada: Una Realidad en Aumento**

CIUDAD DE MÉXICO – La migración indocumentada y de retorno entre México y Estados Unidos está siendo profundamente afectada por el clima extremo, según un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Esta investigación sugiere que, a medida que el cambio climático intensifica fenómenos como sequías y tormentas, un número creciente de migrantes podría arriesgar sus vidas al intentar cruzar la frontera.

El estudio revela que las comunidades agrícolas de México son particularmente vulnerables. Los habitantes de estas zonas son más propensos a cruzar la frontera de manera indocumentada tras experimentar sequías, y menos propensos a regresar a sus lugares de origen si las condiciones climáticas adversas persisten. En un país donde el cambio climático ya está afectando la producción agrícola y amenazando los medios de vida, la situación se torna cada vez más crítica.

El cambio climático, impulsado en gran medida por la quema de combustibles fósiles, está haciendo que sequías, olas de calor y tormentas se vuelvan más frecuentes y severas. En México, la sequía ha llevado a la reducción de embalses y una grave escasez de agua, lo que ha afectado la producción de maíz, un alimento básico en la dieta mexicana. Este panorama plantea un desafío significativo para los agricultores, quienes ven en la migración una posible solución a sus problemas económicos.

Los investigadores subrayan que México es un escenario ideal para estudiar la relación entre migración y clima, ya que se proyecta que la temperatura media anual del país aumentará hasta 3 grados Celsius para el año 2060. Este cambio climático podría devastar a las comunidades rurales que dependen de la agricultura de sequía, lo que a su vez podría incrementar el flujo migratorio hacia Estados Unidos, que ya es el mayor del mundo.

A nivel global, se estima que en los próximos 30 años, 143 millones de personas podrían ser desplazadas por el aumento del nivel del mar, sequías y otras catástrofes climáticas, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC). Esto genera preocupación, especialmente en regiones como México, donde el clima extremo está estrechamente vinculado a la decisión de migrar.

La reciente reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha suscitado inquietudes entre los migrantes. Trump ha descalificado el cambio climático y ha prometido medidas severas contra los indocumentados. Sin embargo, los investigadores afirman que el cambio climático sigue siendo un motor significativo para la migración. La académica Filiz Garip, quien participó en el estudio, señala que la migración no es una decisión tomada a la ligera; sin embargo, las personas se ven obligadas a buscar nuevas oportunidades ante la adversidad climática.

El análisis incluyó datos meteorológicos y respuestas de encuestas realizadas a más de 48,000 personas entre 1992 y 2018, centrándose en aproximadamente 3,700 individuos que cruzaron la frontera de manera indocumentada por primera vez. Los resultados mostraron una clara correlación entre las condiciones climáticas anormales durante la temporada de cultivo del maíz y las decisiones migratorias.

Las comunidades que enfrentaron sequías mostraron tasas de migración más altas en comparación con aquellas que experimentaron precipitaciones normales. Además, las condiciones climáticas extremas también dificultaron el retorno de quienes ya estaban en Estados Unidos. Esta tendencia se observó tanto en migrantes recientes como en aquellos que llevaban más tiempo en el país.

No obstante, los factores socioeconómicos también juegan un papel crucial en la decisión de migrar. Aquellos en mejores condiciones económicas y de comunidades con antecedentes migratorios son más propensos a buscar nuevas oportunidades en el extranjero. Estos hallazgos destacan las desigualdades que existen en la adaptación al cambio climático, ya que no todos los grupos se ven afectados de la misma manera.

Kerilyn Schewel, codirectora del Programa sobre Clima, Resiliencia y Movilidad de la Universidad de Duke, señala que las personas más vulnerables no siempre son las que son desplazadas por eventos climáticos extremos, sino aquellas que carecen de recursos para moverse o que están atrapadas en su lugar de origen. Este hecho subraya la necesidad de abordar la migración desde una perspectiva más amplia, que contemple no solo las razones por las que las personas deciden irse, sino también las condiciones que enfrentan en su lugar de origen.

La investigación también resalta la dificultad que enfrentan muchos migrantes indocumentados una vez que llegan a Estados Unidos. A menudo se encuentran en situaciones precarias, viviendo en viviendas deterioradas y sin acceso a servicios de salud. Esto a su vez los hace más vulnerables a los impactos climáticos, lo que complica aún más su situación.

Mientras el cambio climático continúa amenazando la estabilidad económica y social en muchas partes del mundo, los expertos advierten sobre la necesidad de una colaboración global para enfrentar estos desafíos. Es esencial que se preste atención no solo a la gestión fronteriza, sino también a las demandas de los trabajadores migrantes en Estados Unidos y a las condiciones que llevan a las personas a migrar.

El estudio reciente pone de manifiesto la complejidad de la migración en el contexto del cambio climático, una realidad que afecta no solo a México y Estados Unidos, sino a todo el mundo. A medida que las condiciones climáticas extremas se vuelven más comunes, es probable que la migración continúe siendo una opción para muchos, lo que exige un enfoque más integral y humano en la gestión de este fenómeno.

**Conclusión**

La intersección entre el cambio climático y la migración es un tema crítico que requiere atención urgente. Con el aumento del clima extremo y los desafíos económicos, es probable que más personas se vean obligadas a cruzar fronteras en busca de mejores oportunidades. La colaboración internacional y una comprensión más profunda de estas dinámicas son fundamentales para abordar la crisis migratoria en el contexto del cambio climático.