Asesinan a 22 buscadores entre 2011 y 2024 en México.
Desde febrero de 2011 hasta agosto de 2024, el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México ha documentado un alarmante total de 22 asesinatos de familiares de personas desaparecidas en 13 estados del país. Este fenómeno ha cobrado especial relevancia en el contexto del actual sexenio de Andrés Manuel López Obrador, durante el cual se han reportado 9 desapariciones de buscadoras.
De los 22 asesinatos, 12 fueron perpetrados contra mujeres y 10 contra hombres que se dedicaban a la búsqueda de sus seres queridos. En cinco de estos casos, las víctimas fueron desaparecidas antes de ser asesinadas. Un análisis de los datos revela que en 8 casos se trataba de madres buscadoras, en 6 de padres, en 6 de hermanos y hermanas, y en 2 de esposas de personas desaparecidas.
Las entidades más afectadas por estos crímenes son Guanajuato, que registra 5 asesinatos, y Sonora, con 3. El año 2022 se destacó como el más letal para las personas buscadoras, con cinco asesinatos documentados en Guanajuato (2), Puebla, Sinaloa y Sonora.
En cuanto a los casos de desaparición forzada, el Movimiento ha informado que solo una persona permanece desaparecida, mientras que cinco han sido localizadas sin vida y tres con vida. Los estados donde se han registrado estas desapariciones incluyen Jalisco (3), Sonora y Guanajuato (2 cada uno), y un caso en Zacatecas y Sinaloa.
Los informes indican que, antes de las desapariciones, tanto las víctimas como sus familias y colectivos enfrentaron una serie de amenazas y agresiones. Estas incluyen agresiones físicas, robo de documentos, ataques a su patrimonio y ultimátums, lo que pone de manifiesto el clima de violencia y hostigamiento que rodea a quienes buscan a sus seres queridos.
Entre los casos más destacados, en 2018 se reportó la desaparición de Pablo Iván Miramontes Vargas, quien posteriormente fue localizado sin vida. En 2021, Gladys Aranza Ramos y José Nicanor Araiza fueron víctimas de desaparición; Araiza fue encontrado con vida. En 2022, Rosario Lilian Rodríguez Barraza desapareció en Guanajuato y fue localizada sin vida.
El año pasado, Yesenia Guadalupe Durazo Cota y Catalina Vargas fueron reportadas como desaparecidas, pero ambas fueron localizadas con vida. En 2024, se registraron las desapariciones de Lorenza Cano Flores, Lucero Berenice Romo y Jesús Isaac Castillo Mireles, este último encontrado sin vida.
El diagnóstico sobre la seguridad de los colectivos de búsqueda revela que en seis de los nueve casos, las personas buscadoras fueron sustraídas de sus hogares por hombres armados que ingresaron de manera violenta. Estos actos se llevaron a cabo en presencia de otros miembros de la familia, quienes también sufrieron amenazas y agresiones durante el proceso.
En un caso particularmente trágico, se documentó el asesinato del hijo y el esposo de una mujer buscadora que fue forzada a desaparecer, mientras ella sigue en calidad de desaparecida. Esta situación refleja la grave vulnerabilidad a la que están expuestos los familiares de personas desaparecidas en México.
Además de enfrentarse a asesinatos y desapariciones, los integrantes de los colectivos de búsqueda son frecuentemente víctimas de agresiones físicas, amenazas, hostigamiento, allanamientos y ataques armados. La criminalización y estigmatización de su labor agravan aún más su situación, creando un ambiente de miedo y desconfianza que dificulta su búsqueda de justicia.
La lucha de los familiares de personas desaparecidas en México es una de resistencia y valentía, enfrentándose a un sistema que muchas veces parece desentenderse de su dolor. La violencia que sufren no solo atenta contra su integridad física, sino que también busca silenciar sus voces y deslegitimar su lucha por la verdad y la justicia. En este contexto, es crucial que la sociedad y las autoridades reconozcan su labor y brinden el apoyo necesario para garantizar su seguridad y la búsqueda de sus seres queridos.
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