El regreso de Trump genera inquietud en migrantes, pero no los frena.
**Los Nuevos Desafíos de la Migración Tras la Victoria de Trump: Un Cambio Inesperado en la Ruta de los Migrantes**
CIUDAD DE MÉXICO – La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha alterado radicalmente los planes de millones de migrantes y potenciales migrantes en todo el mundo. Sin embargo, este cambio no se ha dado de la forma que el ex presidente podría haber anticipado.
Trump ha prometido reducir la inmigración y restringir las vías legales para ingresar a Estados Unidos, lo que, según los expertos, no solo dificultará el acceso, sino que también impulsará a muchas personas a recurrir al tráfico de personas, un negocio en auge gestionado por el crimen organizado. Esta situación pone en riesgo a hombres, mujeres y niños de diversas nacionalidades que buscan una oportunidad de vida mejor.
El paisaje actual de la migración es alarmante. Los venezolanos continúan llegando a la frontera sur de Estados Unidos, aunque de manera más lenta. Por otro lado, los mexicanos constituyen la mitad de las detenciones realizadas por la Patrulla Fronteriza en septiembre, mientras que ciudadanos de países tan lejanos como China y Senegal también buscan llegar a Estados Unidos a través de rutas cada vez más peligrosas.
La Organización Internacional para las Migraciones estima que hay alrededor de 281 millones de migrantes en el mundo, lo que representa el 3.6% de la población mundial. Su informe anual advierte que el desplazamiento por motivos políticos, económicos y de violencia seguirá en aumento, con un número creciente de personas que buscarán asilo. Cuando las vías legales se agotan, muchos optan por caminos irregulares, que suelen ser extremadamente peligrosos.
Durante el primer mandato de Trump, las ciudades fronterizas mexicanas se llenaron de migrantes en espera de su turno para solicitar asilo. Los cárteles de la droga se aprovecharon de esta situación, extorsionando a familias y reclutando a migrantes a la fuerza. Aunque el gobierno de Joe Biden implementó el programa CBP One para facilitar el proceso de solicitud de asilo, la llegada de Trump a la presidencia nuevamente plantea serias preocupaciones.
Bárbara Rodríguez, una migrante venezolana de 33 años, se encontraba en su camino hacia la frontera cuando los resultados de las elecciones comenzaron a llegar. Después de haber vendido su casa en Caracas y dejado a sus tres hijos con su madre, Rodríguez está consciente de que su plan para obtener una cita a través de CBP One tiene una fecha de caducidad, coincidiendo con el 20 de enero, cuando Trump asumirá oficialmente la presidencia.
En un refugio en Ciudad Juárez, Estefanía Ramos, una joven guatemalteca de 19 años, comparte sus temores por el futuro. Ella y su esposo huyeron de su país tras recibir amenazas de una pandilla. A pesar de haber estado esperando dos meses para una cita con CBP One, la incertidumbre sobre lo que depara la nueva administración es palpable.
Gretchen Kuhner, directora de IMUMI, una ONG que brinda asistencia legal a migrantes, destaca que muchos migrantes que buscan protección están dispuestos a esperar por una oportunidad legal, a pesar de las adversidades. Sin embargo, si las restricciones aumentan, la vulnerabilidad de estos grupos se intensificará.
Las amenazas de deportaciones masivas por parte de Trump son un espectro que todavía persiste. Aunque en su anterior mandato no se llevaron a cabo en la magnitud esperada, la posibilidad de que ahora se implementen genera temor, especialmente entre la comunidad mexicana en Estados Unidos. Se estima que alrededor de 5 millones de mexicanos en Estados Unidos se encuentran en situación irregular, y los efectos de una deportación masiva podrían ser devastadores tanto para las familias como para la economía de México.
El gobierno mexicano ha declarado estar preparado para enfrentar lo que venga, pero organizaciones de derechos humanos advierten que no hay planes claros para lidiar con un gran número de deportados. La sociedad civil, que ya enfrenta presiones significativas, se encuentra en una situación precaria para ofrecer asistencia adecuada.
Carlos Pérez Ricart, profesor de relaciones internacionales, subraya la realidad de que México se convertirá en un país de retención para migrantes, independientemente de las decisiones que tome la nueva administración de Trump. Las deportaciones masivas son una preocupación real, y la falta de un plan por parte de las autoridades podría desbordar la capacidad de la sociedad civil para brindar apoyo a quienes regresan.
En resumen, la victoria de Trump ha reconfigurado los planes de millones de migrantes, obligándolos a replantearse sus estrategias para alcanzar Estados Unidos. Mientras el crimen organizado se beneficia de la desesperación de quienes buscan una vida mejor, los desafíos humanitarios y las políticas restrictivas continúan creciendo, dejando a los migrantes en una encrucijada peligrosa y vulnerable.
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