Sheinbaum apoya a García Harfuch con una supresecretaría.
**CDMX.- La apuesta de Claudia Sheinbaum por Omar García Harfuch: la creación de una supersecretaría en medio de la inseguridad**
La presidenta de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, está en el proceso de establecer una nueva supersecretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) que estará encabezada por su secretario de Seguridad, Omar García Harfuch. Esta decisión, que busca fortalecer la estrategia de seguridad en la capital, ha generado controversia y podría desencadenar conflictos dentro del gabinete, según el periodista Raymundo Riva Palacio en su columna “Estrictamente Personal”.
Riva Palacio sostiene que la mandataria está apostando todo su capital político en García Harfuch, dotándolo de un poder que, hasta ahora, no poseen ni los secretarios de la Defensa Nacional ni de la Marina. Esta medida, según el periodista, implica una reducción de las facultades del fiscal general, lo que podría generar tensiones en el gabinete de seguridad.
La creación de esta supersecretaría se enmarca en las reformas en materia de seguridad que Sheinbaum envió al Congreso a principios de este mes. Riva Palacio detalla que la nueva estructura busca integrar diversas áreas del gobierno relacionadas con la seguridad, incluyendo la Policía Ministerial, bajo el mando de la Secretaría de Seguridad Pública.
Sin embargo, el periodista advierte que esta supersecretaría no resolverá el problema de la creciente inseguridad en la ciudad. Más bien, podría dar lugar a conflictos internos debido a la superposición de funciones entre las distintas dependencias del gobierno.
Una de las características más controversiales de la SSPC que se planea crear es que, según Riva Palacio, tendrá la capacidad de investigar delitos, asumiendo funciones que tradicionalmente corresponden a un ministerio público, como las que desempeña la Fiscalía General de la República y las fiscalías estatales. Esto plantea un dilema sobre la distribución de responsabilidades en el ámbito de la seguridad.
Además, la presidenta Sheinbaum busca otorgar a García Harfuch responsabilidades extraordinarias, que le permitirían actuar por encima del gabinete en situaciones específicas. Una de las reformas propuestas indica que, en caso de ausencia del Ejecutivo federal, el titular de la SSPC podría asumir funciones de la presidenta en las sesiones públicas y del Consejo Nacional de Seguridad. Esto contradice la normativa actual, que establece que la Secretaría de Gobernación debe asumir esas funciones.
Riva Palacio advierte que esta suplantación de funciones podría generar conflictos serios dentro del gabinete de seguridad. La falta de claridad en la jerarquía y en las responsabilidades podría llevar a un fracaso en la estrategia de la presidenta para reducir la violencia y la inseguridad en la ciudad.
El periodista también señala que, aunque la situación actual parece funcionar en términos semióticos, las dinámicas internas en Palacio Nacional no son tan claras. Por ejemplo, los altos mandos militares, que son fundamentales en la lucha contra la delincuencia, rara vez intervienen en las reuniones del gabinete de seguridad, a pesar de ser los más activos y efectivos en el terreno.
Para que Sheinbaum logre implementar esta supersecretaría con García Harfuch al frente, necesitará contar con un respaldo interno sólido. Sin embargo, Riva Palacio advierte que incluso con ese respaldo, los resultados no se verán de inmediato, lo que podría complicar aún más la situación de seguridad en la capital.
La presidenta enfrenta un desafío adicional: la percepción de inseguridad entre la población. A pesar de que se han utilizado encuestas del Inegi para argumentar que la percepción de inseguridad ha disminuido, la realidad en el terreno es muy diferente. La violencia en lugares como Culiacán y Chiapas, así como las masacres y actos de terror en Guanajuato, contradicen la narrativa oficial.
En conclusión, la creación de una supersecretaría para Omar García Harfuch representa una apuesta arriesgada por parte de Claudia Sheinbaum. Si bien la intención es fortalecer la seguridad en la Ciudad de México, las implicaciones políticas y los posibles conflictos dentro del gabinete podrían complicar aún más la situación. La presidenta deberá navegar cuidadosamente en este nuevo escenario para evitar que su estrategia de seguridad se convierta en un obstáculo en lugar de una solución.
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