Ser judío implica una identidad cultural y religiosa rica.
**Antisemitismo y la compleja realidad israelí: un llamado a la reflexión**
A principios de año, escribí dos textos que abordaban un tema crítico y complicado: la situación actual en Israel, la figura controvertida de Benjamin Netanyahu y el creciente antisemitismo que se manifiesta en diversas partes del mundo. Las circunstancias actuales obligan a retomar este asunto, pues el contexto internacional demanda una voz que exprese una perspectiva reflexiva y fundamentada.
La identidad judía que reivindico es la de un laico orgulloso de los valores que han nutrido nuestra cultura. Mis raíces se entrelazan con la historia del Holocausto, una tragedia que marcó a mi familia y que aún pesa sobre mi identidad. Mi padre, un sobreviviente de ese oscuro capítulo, jamás pudo superar la pérdida de casi cincuenta miembros de la familia Kraus Genauer, quienes fueron asesinados en Polonia. Esta herencia de dolor y pérdida me impulsa a compartir mis pensamientos sobre el antisemitismo y la situación en Israel.
El mundo actual se transforma a una velocidad vertiginosa. En este contexto de cambios constantes, es esencial detenerse a reflexionar. La Tierra que conocemos hoy es radicalmente diferente de la de ayer. Los conflictos en lugares como Yemen, Sudán, Venezuela, Nicaragua, Israel, Irán, Gaza, México, Estados Unidos, Rusia, Ucrania y Corea del Norte son una muestra de un mundo que parece estar cada vez más fracturado. En este escenario, la repetición de ciertas verdades puede ser necesaria.
Repetir puede ser un acto de compromiso. Para muchos, la implicación en estos temas surge de una necesidad de involucrarse. Para mí, es un deber hacia mí mismo y hacia un entorno que parece cada vez más desinteresado. En un mundo donde las noticias falsas y la desinformación proliferan, es crucial alzar la voz y ofrecer una perspectiva fundamentada. La historia reciente del Washington Post, bajo el control de Jeff Bezos, es un recordatorio del poder que el dinero ejerce sobre los medios de comunicación.
El antisemitismo ha resurgido con fuerza, alimentado por los conflictos que Israel enfrenta con sus adversarios, especialmente Irán, que proporciona armas a grupos terroristas como Hamás y Hezbolá. En lugar de invertir en túneles y misiles, sería más beneficioso ofrecer a la población de Gaza educación e infraestructuras dignas. La esperanza es que, algún día, el pueblo iraní se levante contra la opresión y busque un futuro mejor, pero mientras tanto, el deseo compartido por la humanidad debe ser el de frenar las muertes de inocentes.
La distinción entre antisionismo y antisemitismo es más relevante que nunca. Ser judío y vivir fuera de Israel solía ser una experiencia sin conflictos, pero las tensiones actuales han cambiado esa realidad. La identidad y la nacionalidad son conceptos que, para muchos, pueden coexistir en armonía. Sin embargo, el judío, a lo largo de la historia, ha sido objeto de odio y persecución. Las muertes en Gaza, tanto por el ejército israelí como por Hamás, han avivado el antisemitismo en todo el mundo. Es doloroso admitir que algunos judíos extremistas se enorgullecen de esta situación, al igual que aquellos que perpetran actos de violencia sin discernimiento.
No me identifico con Netanyahu ni con los judíos extremistas, ya sean dentro o fuera de Israel. En cambio, me identifico con los valores del judaísmo y con pensadores como Emmanuel Lévinas, quien abogó por la igualdad entre judíos y no judíos. También encuentro resonancia en las ideas de Zygmunt Bauman, que promovió una visión inclusiva, y en las obras de Amos Oz, quien criticó tanto el extremismo israelí como el palestino. La mayoría de los intelectuales israelíes contemporáneos comparten un disenso que es esencial para el diálogo y la paz.
Ser judío no es un problema en sí mismo. Sin embargo, hacer del judío el chivo expiatorio de todos los males es un problema grave. El antisionismo se puede entender en ciertos contextos, pero equiparar ese sentimiento con el antisemitismo es inaceptable. La lucha por la justicia y la paz debe ser un esfuerzo conjunto, sin caer en la trampa del odio.
El tiempo se ha agotado para este análisis, pero es un tema que seguiré abordando en la próxima entrega. La complejidad de la situación en Israel y el antisemitismo que se manifiesta en el mundo actual requieren una discusión continua y profunda.
El autor es médico y escritor.
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